No hubo intenciones previas, ni acuerdos premeditados.
Una tarde del verano de 1944, alrededor de la pileta de Natación y Gimnasia (hoy Eudef), entre bromas, payasadas,
partidos de waterpolo y de fútbol, un grupo de jóvenes, entre los que se encontraban los hermanos Ricardo y Enrique
Martinez Pastur, Pila y David León Medina y Carlos
Rojo, cuya experiencia en la vida no superaba los 19 años, se encontraron unidos por un mismo objetivo.
Su alegría por vivir y sus ansias de aventura hicieron que se unieran a la juventud tucumana en su empeño por difundir el
rugby.
De esta manera, con el fin de completar el número de clubes necesario para formar la Unión de Rugby del Norte
y para promocionar la práctica del Rugby a través de la amistad y el buen humor, los jóvenes abrieron las puertas a su imaginación
para concretar con su proyecto.
No hubo limitaciones para su fantasía, ni controles para su emoción y dueños de una voluntad creativa plasmaron
con palabras, formas y colores una síntesis de sus sentimientos.
Así se inició Cardenales, un nombre, un símbolo de esa alegría silvestre
y bravía de aquel pajarillo norteño y cantor. Y también una bandera, de un rojo intenso y vibrante, cruzado por dos franjas
negras bordeadas de oro con reminiscencias de las legendarias cruzadas o tal vez como pendones de la "invencible armada" de
España.
Con esos colores y con esas banderas Cardenales convocó a la juventud
estudiantil dispuesta a compartir el mensaje que irradiaba el lema del club: “Omnia Vincint Juventus" (La juventud
siempre triunfa), un lema que de alguna forma señalaba la eterna juventud de todos sus integrantes.
Su pluralidad se extendió por todos lados, ganando adeptos y amigos en todas las canchas y todas las provincias.
En lo deportivo, Cardenales obtuvo tres títulos. En los años 1954
(en forma invicta), 1964 y 2002. A través de su historia aportó también muchas figuras al seleccionado tucumano y en los últimos
años varios de sus jugadores integraron los seleccionados juveniles de la UAR.